La Familia, arca de la misericordia

"El arca de Noé es ciertamente una imagen realista de la situación actual porque nos descubre el diluvio que hay a nuestro alrededor.

Los sociólogos actuales hablan de la Modernidad líquida, y aplican este término a las relaciones familiares. Un amor líquido es un amor sin forma fija, que cambia continuamente según los deseos de quien lo contiene. Y cuando las relaciones son líquidas la identidad personal se hace también líquida, se diluye en el conjunto. La abundancia de líquidos coincide con la antigua imagen del diluvio. Y las estadísticas sobre la familia, las leyes que se están aprobando que siguen la ideología de género, las propuestas educativas que mueven en este sentido... junto a la anestesia con que las contemplan muchos cristianos, incluidos los pastores, confirman el sentido de alarma.

Existe, por tanto, una tormenta. Decir lo contrario sería pecar de ingenuidad. Además, esa tormenta pone en juego lo que más amamos: la vocación que nos ha dado Dios de construir la familia. Esa vida se nos puede ir de las manos. Tal vez no nos toque a nosotros, tal vez comience a inundar a nuestros hijos, a nuestros nietos. Y para escapar de este peligro, no basta esforzarnos en que salga adelante nuestra familia, sino que hemos de hacerlo con inteligencia, sin descuidar flancos esenciales. La imagen del arca nos recuerda donde hay que poner los esfuerzos: necesitamos generar espacios donde vivamos en plenitud la humanidad y la fe, donde aparezca la grandeza de lo humano y la del proyecto de Dios."