"El poder de la promesa", Reseña SCRIPTA FULGENTINA Año XXXIV – Nº 67
Scott Stanley es un profesor e investigador en el Centro de Estudios Matrimoniales y Familiares de la Universidad de Denver. Es autor de muchos artículos y libros sobre temas relacionados con el compromiso matrimonial, y creador y promotor desde hace más de 30 años de un Programa de Prevención y Mejora de las Relaciones (PREP). Su perspectiva en estas páginas es, como buen estadounidense, muy práctica y realista. Se trata de una saludable mirada a la realidad del matrimonio.
Stanley reflexiona sobre datos, estadísticas y estudios (realizados en ocasiones desde el propio centro en el que trabaja). El punto de partida es, por ello, la realidad de lo que está pasando en nuestra sociedad. A partir de ahí, a partir del hecho, por ejemplo, de que «entre un cuarenta y un cincuenta por ciento de las parejas jóvenes que se casan por primera vez acabarán eventualmente divorciándose» (pp. 37-38), el autor razona con seriedad y rigor para ofrecer vías de solución a esta lacerante situación. Tras una presentación e introducción (pp. 7-27), el estudio se organiza en torno a tres pasos. El primero consiste en «Comprender la importancia del compromiso» (pp. 31-78).
En un mundo del «quizás», del contrato de alquiler, de las eventualidades y propuestas sin largo recorrido, de las seguridades a corto plazo, ¿es posible comprometerse para toda la vida? El análisis de los deseos más profundos del corazón, que Stanley expone de un modo claro y brillante, ayuda a verificar y formular una respuesta afirmativa. El segundo paso es «Combatir los mitos que minan el compromiso» (pp. 81-215). Porque vivimos en una sociedad concreta en la que prima el deseo de «tenerlo todo» (evitando las renuncias que supone el compromiso) o el pensamiento de que, después de todo, «quizás pueda esperar» (procrastinando así la decisión de la promesa) o la idea de que, a fin de cuentas, también tengo que pensar en mí mismo, en mis deseos, en mis proyectos (y así, después, se renuncia a la generación de un «nosotros», de una familia, con la ascesis que conlleva). El tercer paso se define de este modo: «Construye tu futuro con el poder del compromiso» (pp. 217-324).
Después de la pars destruens del segundo paso, el volumen presenta aquí una pars construens. La sociedad no ayuda, pero, entonces, ¿cómo hacerlo?, ¿cómo construir un matrimonio para toda la vida? Aquí, en este tercer paso, el autor suministra pistas precisas, luminosas, realmente provechosas. Y lo hace a partir de una vida que apuesta por un planteamiento clarividente y generoso, perdurable y sin veleidades. Un proyecto que opta por crecer, por vivir con la mirada dirigida a un esperanzado futuro. La magnífica presentación del P. Jaime de Cendra (traductor del libro) nos brinda atinadas claves de comprensión del mismo (pp. 7-13).
La lectura reposada y atenta de esta sugerente monografía evidencia que su autor no parte del matrimonio en cuanto sacramento, sino del matrimonio, sobre todo, en cuanto compromiso. ¿No resulta de ahí un acercamiento inconcebible para un lector cristiano? No –responde el P. de Cendra–; al contrario, resulta una lectura que será de mucha ayuda para un matrimonio cristiano. «San Ignacio decía: hazlo todo como si dependiera de ti, sabiendo que depende de Dios. El libro […] se centra en la primera parte de esta máxima: cásate y aprende a amar a tu cónyuge porque depende exclusivamente de ti, no esperes ayuda de lo alto. Un católico podría escandalizarse de esta afirmación como podría escandalizarse un fariseo. Porque lo cierto es que casi nunca nos planteamos qué sucedería si no contásemos con la ventaja de la ayuda divina. ¿Cuántos católicos contraen matrimonio sin tener una idea clara de lo que significa de hecho el sacramento que están celebrando? ¿Para cuántos la Misa de la boda acaba siendo su última Misa? ¿Cuántos se casan de blanco y en la Iglesia porque es más aparente? Y así, resulta que se embarcan en un viaje para toda la vida con una doble carencia: no conocen ni acuden a la ayuda de la gracia y tampoco tienen ni idea de cómo amar sin ella» (p. 8). En definitiva, la obra de Stanley mezcla ensayo y narración, describiendo muchos casos de parejas que él ha tratado y conocido a lo largo de su fecunda carrera profesional. La lectura se hace así, no sólo más amena, sino sobre todo más realista e ilustrativa. El autor no habla de una vaga y alambicada teoría sobre el matrimonio, sino de verdades que han ayudado a muchas parejas a salir de duras situaciones que parecían desesperadas para sus matrimonios. Al mismo tiempo, la presencia de multitud de datos reales (como decía al principio, basados en estudios estadísticos del propio profesor) confirma este punto de vista con una referencia más global.
El poder de la promesa es, en realidad, un canto de esperanza en medio de un mundo que hace difícil, ilusoria y compleja la opción del matrimonio «hasta que la muerte los separe». El hecho de que parta de la realidad humana del vínculo como tal (abierto naturalmente a la trascendencia, pero sin centrarse en la realidad sacramental católica) da una apertura a su contenido mucho mayor. Aquí no está en juego algo que toca a los católicos, sino algo que afecta a todo hombre, a toda persona que quiera ser feliz, tener una vida colmada y satisfactoria. Agradecemos a la editorial Didaskalos la traducción y publicación de este interesante volumen que puede, ciertamente, hacer mucho bien a tantas parejas que pasan por dolorosas pruebas y buscan luz y orientación para mejorar su relación esponsal y familiar.
Fernando Chica Arellano
Misión Permanente de la Santa Sede ante la FAO, el FIDA y el PMA
Roma, Italia