Escritos Ignacianos, recesión de Fernando Chica en Estudios Eclesiásticos
Este libro, traducido y preparado por Pablo Cervera Barranco, precisamente en el año en que se cumplen 500 años de la conversión de san Ignacio, recoge dos pequeñas obras del genial teólogo alemán Hugo Rahner.
De este modo, bajo el título general de Escritos ignacianos, encontramos un primer texto, «Ignacio de
Loyola y la génesis histórica de su espiritualidad» (Parte primera: pp. 23-149), al
que sigue otro: «Notas para el estudio de los Ejercicios» (Parte segunda: pp. 151-
248). Es de notar, sin embargo, que ambos documentos son de naturaleza diversa.
La primera parte, bien articulada y de recia consistencia espiritual, muestra
convincentemente hasta qué punto la espiritualidad del fundador de la Compañía
de Jesús está vinculada a toda la gran tradición de la Iglesia y se ha desarrollado
vitalmente a partir de ella. Así lo argumenta, en su magnífica introducción (pp.
7-16), el editor de esta publicación, cuando explica que Rahner tuvo un especial
empeño en indicar a Ignacio de Loyola como muestra de la identidad que se
ha dado entre Evangelio y fe a lo largo del variado desarrollo vital histórico del
cristianismo. El volumen refleja, además, cómo su autor, frente a lo que sucedió
en la crisis del 68 del pasado siglo, cuando se abandonó el concepto de historia
y surgió la idea de lo revolucionario, de la ruptura y la discontinuidad, puso de
relieve la fecundidad y benéficas intuiciones de san Ignacio, que dieron un aire
de renovación a la Iglesia no por la forja de alambicadas estrategias humanas,
sino por su fidelidad a la tradición de los Padres y por su arraigo en la tierra fér-
til de los evangelios, abonada fecundamente por la luminosidad de los grandes
teólogos medievales.
De esta forma, como apunta el propio Hugo Rahner en su prólogo a la primera
parte de esta obra (pp. 25-27), lo que él pretende con sus reflexiones es prestar un
servicio eclesial. Y para ello el erudito jesuita alemán trata de ofrecer «una expo-
sición de cómo se han desarrollado en la Iglesia los fundamentos y la historia de
este sentimiento [ignaciano] de servicio» (p. 26). Frente al peligro de un «nuevo
espiritualismo», que rechaza la carne y el cuerpo de la Iglesia, Rahner experimenta
la necesidad de volver a recuperar lo que fue esencial para san Ignacio:Sentire
cum Ecclesia. Así se desarrolla la primera parte de este libro en tres capítulos:
“El influjo del ambiente de Ignacio en su formación espiritual” (pp. 37-50); “El
encuentro de Ignacio con la tradición de la espiritualidad cristiana” (pp. 51-78);
“La mística transformación de Ignacio en hombre de Iglesia” (pp. 79-149).
El modo en que Hugo Rahner explica elmagisignaciano en esta parte de su
estudio es realmente asombroso. Esemagisno se traduce en un espíritu de ruptura
y exaltación de lo individual, sino que bebe de una larga tradición eclesial (en la
que desfilan los nombres de Ignacio de Antioquía, Basilio, Agustín o Benito) y se
inserta también en una tradición de santos contemporáneos (como Bernardino de
Siena o Catalina). Rahner ilustra ese magis ignaciano en referencia al misterio de
la cruz, del «amor crucificado» y del servicio en la Iglesia, nunca al margen de ella.
La segunda parte de nuestro libro es quizás un poco más técnica, menos
adaptada tal vez a una lectura de corrido y más a la indagación y la consulta de
quien quiera penetrar mayormente en el libro de los Ejercicios ignacianos y en
la redacción de alguno de sus puntos. Corresponde a una traducción de notas
dactilográficas que reproducen conferencias impartidas por Hugo Rahner en
Innsbruck-Zenzenhof en 1946 y en Innsbruck-Canisianum en 1951-1952. Consta
de cinco capítulos: “La génesis del libro de los Ejercicios” (pp. 155-164); “La cues-
tión del texto” (pp. 165-168); “Los instrumentos de trabajo” (pp. 169-174); “Plan
del libro de los Ejercicios” (pp. 175-194); “Interpretación teológica del texto de
los Ejercicios” (pp. 195-234); y “Apéndice” (pp. 235-248).
La «interpretación teológica» es una verdadera joya, con comentarios a las
partes fundamentales de los Ejercicios, que sabemos bien lo escuetos que son y
también lo enormemente profundos y atinados. Se componen de preguntas claves,
respuestas concisas, referencias bibliográficas decisivas o aspectos antropológicos
y teológicos nucleares.
En definitiva, Don Pablo Cervera y la benemérita editorial Didaskalos han
tenido el acierto de poner en nuestras manos reflexiones que, aunque hayan sido
redactadas hace décadas, conservan la frescura y la incisividad de las obras buenas
e imperecederas. Traerlas a nuestra consideración constituye un benéfico regalo,
convirtiéndose en un texto de grandísimo interés. En efecto, la recopilación de estas
dos geniales contribuciones del jesuita Hugo Rahner sirve extraordinariamente,
no sólo para el esclarecimiento de la espiritualidad ignaciana, sino, más aún, para
inyectar seriedad y entusiasmo en toda vida cristiana que quiera proclamar al
mundo que el mayor de los gozos se alcanza cuando se sirve al Señor en su Iglesia.