Hugo Rahner muestra que la espiritualidad de san Ignacio está vinculada a toda la gran tradición de la Iglesia y se ha desarrollado vitalmente a partir de ella
El pasado 22 de mayo se celebró en la Catedral de Pamplona la Misa de apertura del Año santo Ignaciano, cuya clausura tendrá lugar el 31 de julio de 2022, fiesta de san Ignacio de Loyola.
Los Quinientos años de la conversión de san Ignacio, en este contexto histórico de una Iglesia con un papa jesuita y con un protagonismo singular de los jesuitas, nos lleva a tener un particular interés en lo que se publica con motivo de este centenario.
En este sentido, gracias a los buenos oficios de Pablo Cervera tenemos la suerte de contra ahora, en un solo volumen, con dos obras claves del jesuita Hugo Rahner, que no hay que confundir con su hermano Karl Rahner. Dos obras que bien pueden representar una magnífica introducción tanto a san Ignacio, como a su pensamiento, como a la esencia de la Compañía de Jesús, como al libro de los Ejercicios Espirituales.
Por cierto que Pablo Cervera acaba de sacar una edición primorosa de Ignatius, autobiografía de Ignacio de Loyola, un libro de culto gracias a los cuidados de Miguel Ángel Blázquez, con unos grabados perfectamente reproducidos de Rubens.
Pero volvamos a Hugo Rahner, que pertenece a una generación de teólogos forjada en la teología de los Padres de la Iglesia. Fue decano de la Facultad de Teología y Rector de la Universidad de Innsbruck a finales de los cuarenta del siglo pasado.
Tengo que confesar que de éste P. Rahner había leído, y apreciado, sus trabajos acerca de las relaciones entre la Iglesia y el Estado en los ocho primeros siglos y sobre la libertad de la Iglesia en Occidente. El acicate de su obra, que en gran media dedicó a la vida y a la teología de san Ignacio, se percibe mejor si tenemos en cuenta que, como escribió, “el objetivo científico que configura mis obras es, una y otra vez, la verdad de que, en la Iglesia, lo radical y originario también puede siempre volver a hacerse de nuevo y de que el presente vive de la corriente circulante que desde pentecostés baña e impregna a la humanidad”.
Pues bien. Tenemos aquí dos libros en uno. Volúmenes que fueron publicados en español en los años 50-60 por Sal Terrae y Apostolado de la Prensa, y que en esa versiones tenían el título de “Ignacio de Loyola y su histórica formación inicial” y “Génesis y teología del Libro de los Ejercicios”.
No está mal recordar, como dice le P. Hugo Rahner, que “la acción de Ignacio y de su Orden en la Iglesia, en la política, en la cultura, en su misión por todo el mundo es, en último término, un asunto de vida espiritual. Pues los grandes hechos de la historia de la Iglesia comienzan siempre en el centro silencioso de una corazón”.
Lo que pretende nuestro autor es meternos en el centro del corazón de Ignacio y de la Compañía de Jesús y de los Ejercicios. Y lo consigue, porque la lectura de este libro permite adquirir una serie de claves de la columna vertebral de lo que significa el espíritu de la Compañía y de su vida a lo largo de la historia desde los presupuestos que asentara su fundador.
Una de las riquezas de este libro es su perspectiva histórica contextual, el conocimiento que el P. Rahner tenía no solo de la bibliografía ignaciana sino de la bibliografía sobre la época de Ignacio. Son muchos los datos que aporta que van a sorprender al lector. Por cierto que al final se ofrece una bibliografía ignaciana que no está actualizada pero que es una buena base. Y se ofrecen las referencias para que el lector pueda estar actualizado.
Uno de los descubrimientos de este libro es, al menos para mí, las referencias y glosas al tratado del P. Suárez “De religione Societatis Iesu”, un estudio del famoso teólogo en defensa de lo que la Compañía quiere encarnar, o quería encarnar, ante los sentimientos de rechazo de los círculos eclesiales de su tiempo. Ahí es nada.
Dice el P. Suárez que “la Orden no se ha dado el nombre de “Compañía de Jesús” porque con soberbia se arrogase la representación de toda la Iglesia sino más bien para designarse como hija fiel y especialmente obediente de la Iglesia”.
Escritos Ignacianos
Hugo Rahner
Editorial Didaskalos